Después de una suspensión de 10 semanas debido a la pandemia de coronavirus, el Obispo Richard F. Stika autorizó la reanudación de las Misas públicas en la Diócesis de Knoxville el fin de semana del 30 al 31 de mayo, para la celebración de Pentecostés. Se impuso directrices estrictas para garantizar la seguridad de los fieles y el clero mediante la emisión de un decreto que también extendió la dispensación de la obligación de asistir a Misa para aquellos que no pueden cumplir con las directrices, o que puedan sentirse incómodos.
Además, el obispo Stika ha emitido otros decretos posteriores que abordan los sacramentos y el deseo de reanudar las reuniones parroquiales. A continuación se enumeran enlaces a información importante, incluyendo los documentos publicados por la diócesis desde que las Misas se suspendieron el 20 de marzo. El Obispo Stika alienta a aquellos que no pueden asistir a Misa en persona a considerar participar a través de las Misas ofrecidas por las parroquias en línea en la diócesis, aunque esto es no obligatorio.
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya te hubiera recibido, te abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén
San José, nos arrodillamos ante ti en esta hora de prueba. En este momento, cuando la humanidad debe recurrir a Dios y afirmar juntos estas palabras: "Jesús, confío en ti", invocamos tu ayuda. Eres un ejemplo tan fuerte de la fe y la piedad de la Nueva Alianza. En tus manos Dios Padre confió la protección de Su Hijo, Jesucristo. A través de las decisiones que tomaste, nos diste un modelo de cómo cumplir la voluntad de Dios. Ilumina y fortalece a los que gobiernan nuestro país para que sus decisiones ayuden a salvar la vida de muchos y evitar la propagación de la infección.
San José, a través del poder de tu oración, encontramos soluciones a los problemas más difíciles. Ahora, levantando nuestras oraciones, te pedimos humildemente tu protección e intercesión con Dios. Elimina la amenaza de que el coronavirus se propague entre nosotros. Ayuda a todos nuestros hermanos y hermanas, especialmente a aquellos que están enfermos, sufriendo y muriendo. Sé nuestro guía en situaciones que parecen desesperadas y sin solución. Sé para nosotros, como proclama tu título, el Guardián de la Iglesia. Sé también en estos días difíciles el Protector amoroso de toda la humanidad.
Te rogamos que te conmuevan nuestras necesidades actuales. Ven y ayúdanos. Sostennos en nuestros miedos, preocupaciones, dolores y tribulaciones. San José, junto con María, Madre de la Misericordia, reza por la Iglesia y el mundo entero. Recuerda especialmente la Iglesia en Knoxville y su gente que invocan con amor la bendición de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.